Queridos hermanos:
Los días de Panes Sin Levadura han quedado atrás, y ahora nos estamos preparando para la Fiesta de Pentecostés. Sharon y yo disfrutamos muchísimo nuestra visita a las congregaciones en Maryland y Pensilvania en el último día santo y el sábado siguiente, y esperamos que ustedes también hayan tenido una maravillosa temporada de fiestas.
En el momento en que les escribo esta carta no tengo todavía los informes finales de las dos fiestas santas, pero los informes preliminares son muy animadores. Nuestra asistencia en los Estados Unidos ha permanecido estable, con aproximadamente 5.000 personas en el primer día santo y la ofrenda fue sobresaliente y rompió todos los récords previos. Quisiera agradecerles sinceramente a todos ustedes por su respaldo y generosidad.
La graduación del Instituto de la Fundación está programada para el domingo 15 de mayo y con ella completaremos cuatro años de clases. Parece que fue ayer que les estaba escribiendo a ustedes contándoles acerca del comienzo del Instituto de la Fundación, pero ahora estamos aquí, casi cuatro años después. En estos cuatro años el número de estudiantes ha variado entre 15 a 21 estudiantes, y ahora que nos preparamos para comenzar nuestro quinto año, tenemos 28 solicitudes. Si este año transcurre de la misma forma que los anteriores, esperamos tener más solicitudes durante el verano.
Éstas son muy buenas noticias, pero también es algo que nos recuerda el dilema que estamos enfrentando con el espacio en la oficina. Quisiéramos aceptar a todo aquel que cumpla con nuestros requisitos y esté dispuesto a estar nueve meses en un salón de clases estudiando la Biblia, pero nuestro código local de incendios limita nuestro salón de clases a sólo 25 estudiantes. Como pueden ver, el problema que tenemos que afrontar es: estamos sin espacio. Esta situación con el IF es sólo el último ejemplo del problema que estamos afrontando diariamente con todo lo que hacemos aquí en la oficina.
Veamos la perspectiva histórica. En julio de 2011, los ministros de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, eligieron la primera junta ministerial de directores (JMD), que a su vez aprobó la primera administración. Anteriormente, durante casi un año, la organización fue manejada por un equipo de liderazgo interino compuesto por 10 personas —cinco eran miembros de la junta, y cinco eran parte de la administración— con nuestra dirección oficial en una oficina de correos en Orlando, Florida. Ustedes pueden imaginarse el desafío de lograr hacer el trabajo con 10 personas en 10 lugares diferentes. Pocos meses después todos estábamos convencidos de que necesitábamos un lugar permanente, un lugar central para poder manejar la labor de la Iglesia.
En diciembre de 2011, la JMD eligió el área de Dallas/Fort Worth como nuestro futuro hogar. En febrero de 2012 un agente inmobiliario nos hizo una lista de 10 posibles lugares para alquilar una oficina y de esa lista nosotros escogimos una suite de oficinas en el 1301 Central Expressway South en la ciudad de Allen, Texas, un suburbio a unos 40 kilómetros al norte del centro de Dallas.
Abrimos la oficina el 6 de marzo de 2013, con cuatro empleados y 520 metros cuadrados de espacio, unos pocos meses después añadimos unos 240 metros más, en el piso de arriba para el nuevo salón de clases del IF, lo que nos daba un total de 760 metros cuadrados. Por este espacio, pagamos un alquiler mensual de 12.700 dólares. El costo de los servicios públicos hace que el total sea cerca de 14.000 dólares mensuales. En total, anualmente representa 168.000 dólares o 504.000 dólares por tres años. Después de terminar los primeros tres años de nuestro alquiler, estamos actualmente en el primer año de una extensión del contrato por dos años que firmamos en junio de 2015. Este nuevo alquiler que expira en junio de 2017, nos da la opción de continuar otro año, hasta junio de 2018, por el mismo precio. Si estuviéramos los tres años de este nuevo arrendamiento, los gastos de nuestros seis años aquí serían aproximadamente 1.008.000 dólares.
De los cuatro empleados originales, hemos crecido a 24, de los cuales 22 trabajan en la oficina regularmente. cuatro de esos empleados trabajan en cubículos y dos comparten una oficina. En este verano, otro empleado externo planea mudarse de Ohio a Allen y es urgente que le encontremos espacio. También hemos tenido un crecimiento considerable en nuestro estudio, lo que nos ha generado serias dificultades, ya que casi toda nuestra labor de grabación es hecha allí —sermones, estudios bíblicos, IF en línea, estudios bíblicos en vivo el viernes, clases ministeriales, seminarios vía web, y otras producciones especiales de video. Y recientemente Eduardo Hernández, Saúl Langarica y Larry Roybal, pastores de Latinoamérica, han comenzado a viajar a Allen para grabar material para la página web en español. Tenemos además un cuarto muy pequeño para el correo, lo que nos ha obligado a alquilar una bodega cerca para poder mantener nuestro inventario de literatura.
Todo esto es muy animador, pero necesitamos una solución para nuestro problema de espacio. Debemos expandir nuestro estudio, el salón de clases y el cuarto de correo si queremos expandir la labor que estamos haciendo, esto sin mencionar el espacio adicional que necesitamos para los nuevos empleados que serán necesarios para el trabajo creciente que estamos realizando. Entonces, ¿qué deberíamos hacer? En la oficina hemos estado discutiendo esto durante meses y recientemente decidimos llamar a un agente inmobiliario para que nos ayude a decidir entre varias opciones. En los últimos tres meses hemos entrevistado a tres compañías en el área de Dallas antes de firmar un acuerdo con una compañía llamada CBRE, una de las compañías inmobiliarias y de desarrollo de proyectos más grandes del mundo.
Después de darle los datos a CBRE, hemos visto tres opciones viables dentro de nuestro
presupuesto:
- Alquilar una nueva propiedad con espacio suficiente para una expansión futura. No hay oportunidad de alquilar más espacio en la oficina en que estamos actualmente, y anticipamos que necesitamos entre 465 a 930 metros cuadrados más de espacio en el futuro cercano.
- Comprar un edificio ya construido y remodelarlo para que se adapte a nuestras necesidades. Necesitaríamos entre 1.395 a 2.320 metros cuadrados para tener suficiente espacio para expandirnos.
- Comprar terreno para construir nuestro propio edificio. En general, necesitamos un edificio modesto de dos pisos, con aproximadamente 1.115 metros cuadrados construidos en cada piso, para un total de 2.230 metros cuadrados construidos al terminar el proyecto. Este tamaño nos daría campo suficiente para crecer.
Si escogemos la tercera opción, la oficina es nuestra primera prioridad, pero también debemos tener en cuenta que necesitamos comprar suficiente terreno que nos permita una expansión futura, y un hogar para la congregación local. Esto dependerá, por supuesto, del sitio, el costo y disponibilidad del terreno. Hemos sido muy francos con el CBRE en cuanto al dinero que tenemos disponible y nos han asegurado que pueden encontrar una solución al problema de espacio, dentro de nuestro presupuesto y tendremos esta solución a finales de este año (diciembre de 2016).
Planeamos seguir en esta área, ya que la mayoría de nuestros empleados viven aquí, y hemos instruido a CBRE para que busque en las tres ciudades de Allen, McKinney y Plano. Estas ciudades están todas al norte del centro de Dallas y están entre las ciudades de más rápido crecimiento en los Estados Unidos. Según la revista Money Magazine, la ciudad de McKinney, fue la número uno en la lista de los mejores lugares para vivir en Estados Unidos en 2014.
Entonces, ¿por qué estoy tomando tanto tiempo para explicar todo esto? Creemos que cualquier opción que escojamos afectará la Iglesia y nuestra capacidad para hacer la obra. Comenzamos como una nueva organización en diciembre de 2010, no porque quisiéramos sino porque nos forzaron a hacerlo. Algunos tal vez tengan otra perspectiva de nuestros comienzos, pero aquellos que estaban directamente involucrados saben la verdad de lo que pasó. Cuando tuvimos claro que no podríamos continuar con nuestra anterior asociación, determinamos hacer lo que la Iglesia siempre había hecho: predicar el evangelio al mundo y cuidar a los hermanos. Para lograr esto, hemos sido muy cuidadosos con el uso de los fondos desde el principio, siempre viviendo según nuestros recursos.
El mensaje del evangelio es un mensaje positivo de esperanza, pero también contiene una advertencia y un llamado al arrepentimiento (Mateo 28:19-20; 24:14). Desde el comienzo, nos enfocamos en el Internet como el instrumento para alcanzar esta meta, asegurándonos también de cuidar a las congregaciones que tenemos. Cada año, desde que comenzamos, hemos dedicado un gran porcentaje de nuestros ingresos, entre el 15 y el 20 por ciento, para cuidar a los hermanos que están afuera de los Estados Unidos. También hemos estado comprometidos en el entrenamiento de hombres nuevos, más jóvenes, en el ministerio y hemos invertido fondos en las congregaciones locales para el alquiler de salones, programas de la Iglesia y ministros. Nuestra meta siempre ha sido proveer un pastor para cada congregación.
Debido a nuestro enfoque monetario conservador, hemos ahorrado suficiente dinero en efectivo para comprar un terreno y construir nuestro propio edificio o para dar la cuota inicial para un edificio que ya esté construido. Pero, si tomáramos en arriendo algo, esto no implicaría un gasto adicional para la Iglesia, lo que significaría que tendríamos más dinero para invertir inmediatamente en hacer la obra y contratar nuevos empleados, lo que hace esta opción atractiva también. Pero a largo plazo, ¿es éste el uso más prudente de los fondos —más de un millón de dólares cada seis años?
Hermanos, les estoy escribiendo todo esto a ustedes acerca de nuestra situación actual, para pedirles oraciones por la guía de Dios, su sabiduría y vigilancia en todo el proceso. En los próximos meses investigaremos cuidadosamente cada una de las tres opciones (alquiler, compra o construcción), con la meta de presentar una propuesta de solución a la JMD en diciembre de este año, pero queremos hacerlo con la dirección y presencia de Dios.
Les mantendremos informados de nuestros progresos. Por las bendiciones de Dios, actualmente estamos en una buena posición financiera y podemos dar el siguiente paso en favor de la Iglesia, pero queremos estar seguros de dar el paso correcto —ya sea alquilar un nuevo sitio o comprar un edificio ya construido o construir nuestro propio edificio. Como siempre, les pedimos su respaldo y continuas oraciones para que tomemos la mejor decisión posible.
Cordialmente, su hermano en Cristo
Jim Franks