En 1983, un joven de 13 años, Martin Brown, entró en contacto con la Iglesia de Dios por medio de su abuela y comenzó a asistir a los servicios del sábado con ella y con su madre. El primer artículo que leyó fue el de “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, y se sintió absolutamente fascinado con las imágenes y las profecías que se explicaban.
Martin creció como un adolescente en la Iglesia y asistió a los campamentos de verano, que la Iglesia patrocinaba. En la escuela, se destacó en los deportes y obtuvo reconocimientos por el salto alto en pista y campo, y en acrobacias. Martin se convirtió en un bailarín profesional, experto en danza latinoamericana.
Como todo joven blanco de Suráfrica en los años 70, Martin debía cumplir con el entrenamiento militar obligatorio cuando empezara sus estudios. Por ser un objetor de conciencia fue sentenciado a dos años y medio de servicio comunitario en los Servicios de Protección Civil, donde daba conferencias de primeros auxilios.
Después de terminar su servicio comunitario, Martin se unió a la brigada de bomberos como reservista. Durante esa época, terminó varios cursos de ayuda básica en ambulancia, y completó un diplomado de cuatro años en tecnología de cuidados de emergencia crítica en ambulancia.
Pero en diciembre de 1997, Martin se fracturó trágicamente el cuello en un accidente, mientras buceaba en un río. Este accidente dejó a Martin completamente cuadripléjico.
Durante el período de tres años y medio que siguió, Martin aprendió a adaptarse a su situación. Él pasó por las fases de aceptación, adaptación y progreso. Vio que esta situación en su vida era “una situación real” y se obligó a afrontarla, a pesar del hecho de que estaba confinado a una silla de ruedas y dependía totalmente de su madre, Louise, para todo—vestirse, comer, lavarse, ¡todo!
En 1999 Martin inició su primer negocio de diseño de páginas web para pequeñas empresas. En ese momento reconoció el papel fundamental que la computadora iba a desempeñar en su vida, que iba a ser sus pies y sus manos, además de proveerle una entrada económica. En 2001 tuvo un segundo negocio; era un proveedor para la industria de la construcción.
Ese mismo año, una compañía australiana le proveyó a Martin una silla de ruedas con pilas. Pero, el fabricante de la silla de ruedas la diseñó más pequeña de lo que aconsejan las especificaciones, lo que causó que el piel de Martin se ulcerara gravemente debido a la presión, por lo que debió guardar cama durante tres meses. Cuando se recuperó de las úlceras de decúbito, empezó a modificar la silla y la reconstruyó por completo, de acuerdo con sus necesidades específicas.
Como resultado del fracaso de su proyecto de ingeniería, nació el actual negocio de Martin. Este negocio comenzó en un garaje doble y fue creciendo hasta necesitar instalaciones más grandes. Desde ese comienzo humilde, Martin ha construido sillas de ruedas personalizadas según las necesidades específicas de cada uno de sus clientes.
El negocio de Martin ha seguido creciendo en los últimos 10 años. Se han fabricado aproximadamente 600 sillas de ruedas, con el propósito de satisfacer las necesidades específicas de las personas y ha captado la atención de los líderes de negocios en Suráfrica. Como resultado de ello, en 2010 ganó el premio del empresario del año de una compañía de seguros y una compañía financiera, en la división de pequeños y medianos empresarios. En 2011 recibió dos premios para pequeños empresarios, como empresario, generador de empleo y el mejor empresario en discapacidad.
Martin cree en vivir la vida con toda intensidad diariamente. Las oportunidades existen. Todo depende de cuanto esté uno preparado para saltar y alcanzarlas. Él ve su futuro como algo extremadamente brillante. Su meta en los negocios es capturar el mercado con los mejores precios, la mejor calidad y el mejor servicio en África, en cuanto a las sillas de ruedas. Como él mismo dice: “Dios da el viento, pero nosotros necesitamos ajustar nuestras velas”.
Martin es miembro del Club de Oratoria de la Iglesia de Dios de Kempton Park en Suráfrica y también es un orador público. Actualmente, además de administrar su compañía, está estudiando para obtener su grado de comercio en espíritu empresarial, que lo ayudará a manejar su negocio de forma más efectiva y va a incrementar su conocimiento sobre espíritu empresarial para su carrera de orador público.
—Por Tony Levy